Daniel Acosta Muestra Aparecidos / Centro Cultural Cooperación
Av. Corrientes 1543 Hasta el 15 de abril 14
Donde están... Parque de la memoria:
Video Aparecidos /14 / https://www.youtube.com/watch?v=sanWAhT-cws
Aparecidos
También nosotros,
aquí, somos actores mudos.
Tenemos brillos
suaves, ternuras sucias de sangre seca
como niños, mucho
silencio alrededor.
La platea prefiere el
film sonoro. ¿Quién hizo esta película?
De este lado de la
pantalla, el nuestro, se oyen
muertos soltando vida
de a poquito como un crujir de sueños,
los torturados
gritan, crepita gente en la prisión,
bajo el estruendo de
las botas militares la injusticia es un
rugido infernal. Del
otro lado, parece que ven pasar fantasmas
pálidos y ningún
piano los anuncia…
Juan
Gelman
(Exilios, Roma /17-5-80)
La muestra Aparecidos de Daniel Acosta es un trazo
largo, profundo y restitutivo en la búsqueda de verdad, memoria y justicia que
arrastra los momentos más oscuros de la última dictadura cívico-militar. Secuestrado
en octubre de 1977 y llevado a Campo de Mayo, pasa posteriormente por el penal
de Devoto, y después de un largo periplo llega a la cárcel de máxima seguridad
-U9- de La Plata
donde sale a finales de 1982.
La noción de Aparecidos restituye la intensidad de
aquellos que retornan en el gesto y compromiso de recuperar con imaginación
desbordante el cuerpo colectivo en acción, como las semillas que emergen de las
profundidades de la historia, invocando a los fantasmas, a la poesía liberadora
que permita transformar la presente realidad. Obras inéditas guardadas durante
un largo silencio, encuentran hoy en distintas series de trabajos un espacio y
contexto que abre la posibilidad de pensar desde la distancia otro tipo de
prácticas artísticas, con algunas llagas en el cuerpo, metáforas que indagan a
través de objetos y performances la construcción de proyectos artísticos-sociales
más solidarios y justos.
Revisar esa experiencia fue el inicio
de un proceso de reflexión y preguntas que se fueron plasmando en distintas
acciones, especialmente en ese último año de intenso trabajo donde se agudizaron
las tensiones del encierro y la posibilidad concreta de una salida. A este
contexto pertenecen las primeras imágenes de la serie Aparecidos, que no responden estéticamente al imaginario visual heredado
de la crítica social “realista” en la resistencia política setentista. Por el
contrario, éstas piezas dialogan –sin ser consciente de ello- con las obras de
los artistas de la Transvanguardia
italiana de principios de los ochenta, y cuya presencia en Buenos Aires se liga
a la visita de su ideólogo Achille Bonito Oliva en el año 1981. Obras como Ya voy y Opresión (1982) se acercan al espíritu internacional de la nueva
pintura desprejuiciada de Sandro Chia y Francesco Clemente. Un verdadero
acierto de Daniel Acosta encontrar en condiciones oprobias la gestualidad y el
color delirante en tintas y pasteles que se conectan con un nuevo florecimiento
de otros tiempos, el de los cuerpos festivos y vindicativos de la primera
democracia. Así como de chico Daniel se fascinaba con perderse en un laberinto
imaginario, mágico y siempre excitante para crear otros mundos posibles, esa
condición poética de una generación se tornó en una siniestra realidad cuyo
juego se paralizó al ser expulsado de ese territorio soñado y enfrentarse abruptamente
con la desaparición física.
Esa recuperación agrietada de la
memoria se hace palpable en la revivificación semántica del lenguaje, en sus
piezas experimentales con serigrafía, sellos y objetos de años posteriores, y en
la instalación de una barca que navega por los aires, realimentando otras
sensibilidades al dejar caer un hilo, una raíz, una imagen sobre una chapa
cuadrada, un simple retrato en blanco y negro, el de Carlos Mayor: compañero
artista desparecido de la
Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón.
Por eso, la insistencia en la imagen
de la barca que vuela con el ancla siempre tendida en la historia, cómo dice
Daniel Acota: Y volar, desde ese punto de
lucha, con utopía los caminos del arte.
Foto: Luciana del Mastro/14
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