domingo, junio 23, 2019

DERIVA-Aparecidos. Casa Castelvi. Asunción. Paraguay. 1 Julio 19


 





















APARECIDOS - Deriva
DANIEL ACOSTA O EL FULGOR INSTANTÁNEO - PERMANENTE DEL HOMBRE
Víctor Jacinto Flecha

DANIEL ACOSTA, pintor argentino, hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de paraguayos. Una larga travesía en el espacio, que se pierde en lontananza, de su esencia originaria guaraní.
Daniel, si bien nació, creció y vivió toda su vida en la argentina, es un acabado producto  de una simbiosis cultural. Hijo de migrante político, Rodolfo Acosta, poeta, miembro de una pléyade de intelectuales luchadores por la libertad y en contra de las dictaduras militares que asoló el Paraguay por espacio de más de 60 años. Daniel en su niñez convivió con toda una gama de intelectuales, artistas, músicos exiliados, compañeros de su padre. Escritores como Augusto Roa Bastos, Elvio Romero, músicos como José Asunción Flores, Herminio Giménez, que vivían agobiados por la nostalgia de su patria ausente y prohibida. Los hijos de exiliados viven normalmente el exilio de sus padres y tienen la misma añoranza hacia el país de sus mayores sin que jamás lo hayan conocido.
Están construidos en dos orillas, el de su país, de su vida real y cotidiana y el país imaginado, no conocido y ausente, que se llegan a unirse en una sola orilla en la simbiosis cultural que supone el entrelazamiento de ambas culturas. Un artista normalmente por su sensibilidad extrema expresa de alguna forma esta situación.
Toda la obra de Daniel Acosta es una permanente búsqueda, una acuciante  persecución de tangibilidades que pudieran descifrar los enigmas de lo que es él y lo que son los elementos de su entorno. Rastrea el mundo posicionando caracteres de las nociones de la luz y lo oscuro, entre lo bello y lo feo, entre lo fuerte y lo débil, entre lo certero y la dudoso, rematando estas amalgamas en un enjambre sin fin de oposiciones enfrentadas en lucha que pudieran producir certezas que al instante se vuelven en nuevas preguntas para recomenzar el nudo de la búsqueda. Ninguna certeza es tal, sólo las incógnitas son lo permanente que incitan de manera incisiva a continuar la búsqueda.
Toda su obra está impregnada de esta búsqueda. No es un pintor de un solo estilo sino su estilo es la permanente adecuación de su hacer pictórico de acuerdo a lo que la situación dada le exige. Su obras hay veces abandona el lienzo para lanzarse a la perfomance, la instalación, la fotografía, el arte objetual, y utiliza su propio cuerpo como base de la pintura y aún más se expresa directamente desde su materialidad humana en perfecto diálogo con la naturaleza.
Esta forma de ir tanteando como ciego entre tantos elementos como tiene el mundo sostenido por la libertad y la esperanza de lograr con su arte la conciliación del hombre consigo mismo, como especie humana, y con la naturaleza. Esta acuciante búsqueda pareciera ser impulsada por un mundo cultural subyacente de su infancia, la cosmogonía guaraní de los paraguayos. El Yby Maraey (“la búsqueda de la tierra sin mal”). El mito convertido en utopía, que de tanto en tanto, conmovía las aldeas guaraníes y guiados por un payé (hechicero) abandonaban todo, casa, familia, enseres, alimentos, vida cotidiana miles de personas se aventuraban danzando por senderos desconocidos dentro de la jungla, danzando, danzando siempre danzando y cantando. Así iban descubriendo especies nuevas de árboles, de animales no conocidos, paisajes diferentes, nacientes de ríos y arroyos, lagunas y lagos, terrenos llanos y montañosos, siempre danzando, prohibiéndose desfallecer. El ritmo de la danza permanente debía de alivianarlos de peso, a tal punto, que desprovisto ya de cualquier peso, pidiera traspolarse  directamente por el soplo del aire al Yvy Maraey.
Pareciera confirmar esta hipótesis de la influencia cosmogónica de su infancia de la cultural guaraní, al comprobar que Daniel asume para definir su práctica pictórica el término francés Derive, que significa tomar caminos sin tener un objetivo concreto de su caminar sino vagar y descubrir a cada paso sitios, situaciones que uno va sumiendo e interviniendo, rompiendo la rutina de la vida e inventando a cada paso una perspectiva de vida, para volver a transformarla y luego seguir caminando.
Dentro de ese marco conceptual de la Deriva, Daniel ha trabajado una enorme cantidad de temas de acuerdo a las circunstancias que le tocó vivir, desde la definición de los cuatro elementos, aire, fuego, tierra, agua y que al lograr articular, interrelacionar cada uno de esos elementos con otros otorgándole al pintor una oportunidad de creación extraordinaria en cuanto a forma, color y posibilidades de ser expresadas no solo en forma pictórica, Asimismo, la cruel dictadura que ha agobiado a nuestros países, Daniel como chispa
permanente de la libertad y víctima de la dictadura no podía dejar de manifestar su homenaje a las madres de la Plaza de Mayo a través de unos lienzos extraordinarios, en que los colores y las formas manifiestan toda la fortaleza de esas mujeres que durante años desfilaron frente a la casa presidencial de la Argentina. También su homenaje se extiende de otra forma, con una instalación denominada “Los aparecidos”, una manera de demostrar que a pesar de todo la dictadura fue vencida.
La labor de Daniel Acosta tiene sólida envergadura, ha expuesto en importantes museos, centros culturales, galerías de la Argentina, Francia, Suecia, Suiza, entre otras capitales europeas.

La exposición que presenta en Paraguay. Titulada APARECIDOS-Deriva. Es un homenaje a su padre, Rodolfo Acosta, el poeta paraguayo exiliado, que murió con la nostalgia de su país que le fuera negado por la dictadura. No tuvo la dicha de volver a su patria soñada en libertad. Es como si con esta exposición RODOLFO ACOSTA volviera APARECIDO a ocupar su largar en este territorio. Una nueva conjunción padre hijo.  Ambos han aparecido en el Paraguay.











                                          Caminata. Asunción, Paraguay/ Facultad de arte/

lunes, junio 17, 2019

Deriva nómade. Berlín / 19

                                          El futuro es poesía..!!?

                                          Deriva. Berlin. 19
                                          Deriva. Traje: J. Beuys. 19
              Muro de Berlín. Mayo 2019


















domingo, abril 21, 2019

Deriva Buenos Aires. Pinturas y Objetos. Banco Ciudad. 2019

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Exposición en el Banco Ciudad

Acosta explora la ciudad y su arte

La muestra que reúne en el Banco Ciudad trabajos de los  80 y 90 de Daniel Acosta hace un doble recorrido: por los caminos de Buenos Aires y por su evolución como artista  






                                           Muestra de Daniel Acosta

Puede sorprender que Daniel Acosta (Buenos Aires, 1950), el artista cuyos trabajos más recientes incluyen –en el marco de su Proyecto Terra– acciones, performances e intervenciones que expresan con aliento poético una profunda preocupación por la naturaleza y la ecología, como el laboratorio de Land Art en Suiza; Exploraciones en Estocolmo, Oslo y París; la acción Los muros son para derribar en el museo de Queens (Nueva York, entre muchísimas otras vinculadas también con la memoria y preocupaciones políticas e históricas como el recuerdo de la Guerra de Vietnam, la represión ilegal y los desparecidos en la Argentina o la violencia sobre las mujeres y el movimiento #Ni una menos , sea el mismo Daniel Acosta cuyas pinturas capturan la mirada de la gente que cada día pasa por cientos o miles por la Caja de Cristal, el espacio de exhibición que el Banco Ciudad tiene en la esquina de Florida y Sarmiento.
Lo que vemos en su muestra Deriva, Buenos Aires es una selección de pinturas (óleo y acrílico) de formato grande y mediano; papeles en los que se cruzan el dibujo, la acuarela y el collage, y finalmente, cajas y objetos objetos con los que el artista hizo un primer abandono del plano en el que se mantuvo durante los primeros años de su trayectoria. Lo que vemos también en su muestra es el principio, los primeros años de esa evolución de Acosta en su producción, que no se limitó a técnicas y soportes ni a su paso del plano al espacio, sino que en cierto punto significó una apertura hacia el arte conceptual, casi inmaterial, de las acciones e intervenciones. Una evolución, un camino de décadas que uno podría asociar también con la palabra “deriva” en el título de la muestra.
Pero no: “Deriva, está bien empezar por ahí –explica Acosta mientras recorre la muestra con Ñ–, es la palabra que elegí para referirme a una especie de navegación que yo hacía por la ciudad, como una investigación para hacer estas obras. A la manera un poco de los surrealistas, yo salía a naufragar, a derivar por Buenos Aires, me metía en lugares muy porteños que para mí tenían algún atractivo, como por ejemplo el pasaje Barolo, y observaba qué pasaba con las formas, con sus historias... Estamos hablando del Buenos Aires de fines de los años ochenta, una época en la que nació mi hija, algo que me llenó de felicidad y alegría, pero también de un momento de zozobra económica para todos, con la hiperinflación que terminó con el gobierno de Alfonsín”.
Nada de eso aparece explícitamente en sus pinturas, que sin embargo, son de alguna manera resultado de esa contradicción en el estado emocional del artista entre la felicidad de una nueva vida que llega y el desastre económico en que naufragaba el país. Está claro, en esa serie de pinturas de la muestra, que prevalece la felicidad: todo en ellas es leve y aéreo, lejano de la oscuridad, aunque de pronto aparezca lo que parece una figura abatida o un equilibrista sobre una cuerda floja tensada entre el Obelisco (un ícono de la ciudad presente, con variaciones, en muchas de las obras) y un edificio vecino, que parece una metáfora de la inestabilidad del momento.
Los fondos de esta serie de pinturas –en cuya textura son visibles los trazos del pincel y de la espátula– son muy importantes. A veces las figuras están perdidas en el fondo, un poco diluidas o indiferenciadas de él a primera vista. Dice al respecto Acosta: “Yo en general no me preocupo tanto por la centralidad de la anécdota, le doy mucha importancia a las relaciones que afectan el color, la textura... Siempre tuve esa tendencia a no dejarme llevar por los contenidos estrictamente y trabajar sobre todo la cuestión estética. Lo que pasa es que yo en ese momento me movía en esa contradicción entre la felicidad por mi hija, que estaba por nacer o había nacido y esto de sentirme en la lona en esta Buenos Aires querida que como diría Borges a veces nos espanta. Pero sí: recuerdo que yo tenía un profesor en la Pueyrredón, Carlos Cañás, que me decía ‘tené cuidado con los fondos’. En estos trabajos, es cierto, les he dado mucha importancia a los fondos”.
Esas pinturas están hechas con una base de acrílico y luego terminadas al óleo. El soporte de algunas no es tela sino madera, que el artista usaba para reducir los costos en ese dramático momento económico que no detuvo sino más bien estimuló su producción.
Pero estas no son las primeras obras en las que el autor buscó plasmar la identidad de Buenos Aires. Un par de años antes realizó una serie de la que también hay una nutrida selección en la muestra: son obras sobre papel, de formato más pequeño e intención más figurativa, en las que aparecen con más nitidez personajes vinculados al tango y a la milonga, en compañía de guitarras, líneas de color en las que se adivina la presencia del bandoneón y la mujer ocupando un lugar central.
Finalmente, los objetos escultóricos dispuestos en vitrinas en el perímetro del espacio de exhibición, pertenecen a una etapa posterior de la producción de Acosta. De esas obras varios integraron la muestra individual de pinturas y objetos que el artista realizó en 1995 en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. En general están compuestos con trozos de muebles, cajas mecanismos y otros objetos encontrados por el artista y ya se intuye la apertura del artista hacia el arte conceptual.
Si se le pregunta, frente a las obras que seleccionó para exhibir en la Caja de cristal, cómo se hoy definiría como artista, Daniel Acosta manifiesta: “Ser hoy en día un artista visual implica estar al interior de la complejidad de esta contemporaneidad. Las reglas, miradas, territorios y costumbres son completamente distintas a décadas atrás. Por lo que el lenguaje que vengo utilizando en los últimos 20 años tiene que ver con ir combinando lenguajes: pictóricos, escultóricos, fotográficos y filmográficos en un mismo espacio, que tiene que ver con las exploraciones performáticas que vengo realizando. Con respecto a mis muestras sobre telas, papel u objetos, vengo investigando mucho el concepto de collage, que tiene que ver con la combinación de elementos en la cual estamos viviendo. No somos una tela única en la cual se traza una imagen, sino que somos como capas o superposición de distintas formas y maneras de ir creando una imagen, que nos va dejando la deriva de la que he hablado previamente”.








Antropoceno - Pacha viva. Daniel Acosta / Umbral espacio de arte / agosto 23.

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