Acción:
DaDa Natur. Viernes 25. E.E.U.U 517. 19hs.
Con
máscara y jazmines acciono en la pieza del bar. Hasta cubrir todo mi cara .
Dada:
Del siglo XX al siglo XXI en Argentina
Dada no ha sido un movimiento de rebeldía
contra otro que lo antecedió-como
ocurrió con otros movimientos- sino que se fundó en torno al cuestionamiento de
todo el marco conceptual del arte (considerado éste en todas sus disciplinas)
de antes de la primer guerra mundial. Como una forma de protesta ante los
cánones estéticos dominantes.
Dada fue concebido por Tristan Tzara (su
gestor) como un impulso al espíritu, no
se limitó solo al movimiento artístico, sino también a lo personal de la
condición humana.
Por
un lado absorbiendo sólo lo fehaciente, su riqueza inmanente, lo que él rescató
como positivo de la vida y solo desde este lugar potenciarla, como construcción
de esa intensidad. Un nihilismo aparente, si pensamos en la praxis arte-vida como
eje conceptual del movimiento, el cual se sumergió permanentemente en la
investidura lúdica.
La
inmediatez, la contradicción, la espontaneidad absoluta de Dada, intentaron constantemente
derrocar las leyes de la lógica, el pensamiento inmóvil, la eternidad de los
principios. El caos por sobre el orden, así,
convocaron a romper las fronteras entre arte y vida.
¿Será
quizá la ausencia de reglas o la constitución de leyes dadaístas, algunas
de las cuestiones por las que aún en este siglo XXI nos seguimos
preguntando acerca de la autenticidad de ciertas prácticas artísticas? ¿Por qué necesitamos la validación institucional en un siglo en el que justamente los valores
éticos y morales en las instituciones no circulan por aguas cristalinas?
Hoy
seguimos inmersos en una sociedad dominante, hegemónica, cargada de mandatos
internos y externos, los que quizá se han multiplicado con el transcurrir del
tiempo.
¿Debemos
situarnos en un estado conceptualmente Dada
de manera permanentemente, para dar alivio a nuestros calvarios cotidianos?
El
legado dadaísta se instaló en nuestro país a fines de la década del ’60. Un
escenario lúdico, transgresor, contundente, irónico, hasta humorístico. Esto se
vio, reflejado en Argentina-por ejemplo- en la obra de Edgardo Vigo,
emblemático heredero de Marcel Duchamp.
Las prácticas artísticas neodadá continuaron ramificándose en nuestro país, en los años
’90, fue Liliana Maresca quien
reescribió otra vez la historia. Artista
situada fuera de cualquier convención, explorando con ironía sus propios límites, transitando territorios espinosos, accionando desde una poética
auténtica, idealista, pretendiendo derrocar la banalización, y el abuso de poder
de una primavera consumista y
despersonalizada, respaldada por la codicia corporativa de la sociedad de la
época.
¿Hoy
Dada inscribe su relato nuevamente?
Nuestra
respuesta es afirmativa, necesitamos solidificar su espíritu para poder respirar el aire de cada mañana y
continuar de pie, a fin de vivir en una
sociedad sin hipocresías, donde la diversidad (con la amplitud que su
significado merece) no sea sólo un enunciado en las redes sociales o en un
medio masivo de comunicación.
Dada hoy nos impulsa, nos reactualiza, en
su esencia vuelven a cobrar fuerzas
nuestras poéticas, esas que siempre formaron parte de nuestro
espíritu. Esta jornada intenta
autenticarlo.
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